Para ser más papistas que el Papa y dado que estamos en Santa Semana, el Diario de Sevilla, con muy buen tino en las fechas y con motivo del homenaje a Silvio en FNAC ha sacado hoy, Viernes Santo, día de la muerte del señor, entre sus páginas un reportaje en que podeis ver aquí en versión más completa, y que reproduzco a continuación.
He escaneado la versión impresa del reportaje. La podeis descargar de AQUI. (En formato pdf)
Reproduzco a continuación la entrada del blog del Blas Fernández que es la versión completa de la noticia.
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He escaneado la versión impresa del reportaje. La podeis descargar de AQUI. (En formato pdf)
Reproduzco a continuación la entrada del blog del Blas Fernández que es la versión completa de la noticia.
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Tres días para recordar a Silvio
Blas Fernández10 de abril de 2009 a las 5:44 pm
El siguiente reportaje se ha publicado hoy en Diario de Sevilla con motivo del ciclo de mesas redondas que la Fnac dedicará la próxima semana a la figura y obra de Silvio Fernández Melgarejo. Espero que les guste.
Actualizado el lunes 13
Camino de cumplirse el octavo aniversario de su muerte, el próximo 1 de octubre, la FNAC sevillana dedicará entre el 14 y el 16 de este mes tres jornadas a evocar la inefable figura de Silvio, celebridad del rock sevillano en permanente estado de reivindicación cuya onda expansiva prolongan y hasta agrandan proyectos como el documental A la diestra del cielo. Estrenado el pasado 2007 en el Sevilla Festival de Cine Europeo, es la comercialización en DVD del filme de Francisco Bech la que sirve ahora como excusa, si es que ésta era necesaria, para la organización del encuentro, promovido por los productores de la cinta, Álvaro Begines y el músico, representante y amigo de Silvio Pive Amador.
Varias veces homenajeado en vida, queda por comprobar si Silvio nuestro, título del ciclo de mesas redondas, indagará en profundidad en el personaje y en su indudable dimensión trágica, ésa que como señala el periodista Alfredo Valenzuela, autor de la primera biografía del cantante, Vengo buscando pelea (Qüásyeditorial, 1991), quizás tiende a eludirse “por el contraste tan grande que supone frente al lado amable que la gente buscaba en él, el Silvio que el público
conocía y compartía”.
Hijo natural de Eva Fernández Melgarejo y el periodista Antonio de los Santos, Silvio, nacido en La Roda de Andalucía el 11 de agosto de 1945, protagonizaría en sus 56 años de existencia una singular peripecia vital y artística, varias veces golpeada por serias adversidades frente a las que el músico construyó una coraza de silencio que dio pie a la leyenda. “Silvio fue la peor de las fuente posibles –recuerda Valenzuela en relación a su libro, reeditado el pasado 2004 por la Fundación Lara con el añadido de un capítulo póstumo y varios textos de Pive Amador–. Quedé con él dos veces y lo único que conseguí fue volver a casa borracho, sin dinero porque me lo pedía prestado y sin ningún dato. A lo mejor con alguna frase surrealista. Su información consistía en una serie de incoherencias, nada fiables, pues en cuanto las contrastabas descubrías que no se mantenían en pie. Creo que de los datos que hay en el libro, él no me dio ninguno”.
Datos contrastados son sus comienzos como baterista –excepcional, según diversas fuentes– desde los primeros 60 en formaciones como Los Murciélagos, Los Jóvenes Excéntricos, Los X-5, Los 5 Mercury… “Era un tío muy delgado, con la nariz afilada y los pómulos marcados, con un aura que te enganchaba. Y tremendamente cachondo. Le encantaba gastar bromas. No era todavía el Silvio de las sentencias, ése llegó luego, sino un tipo divertido al que le gustaba la música y que tenía una legión de seguidores tremenda”, evoca con cariño el hoy productor y locutor radiofónico Raimundo Palma, guitarrista en Los 5 Mercury, quien añade que “en aquella época no bebía más que cualquiera de nosotros”.
Palma, no obstante, señala que en aquel momento él y el resto de integrantes del grupo desconocían su condición de hijo extramatrimonial. “En aquella época eso era un escándalo y lo llevaba con mucha discreción –dice–. Para nosotros no era Silvio Fernández Melgarejo, sino Silvio de los Santos, que era como firmaba en los hoteles. Creo que el hecho de ser el hijo de una amante fue algo que de
algún modo lo marcó”.
Pero esa eventualidad, disminuida por el amor que sus padres le profesaron, palidece junto a dos avatares por llegar. Como percusionista ocasional de Smash, con los que registró el single Well You Know en 1970, Silvio conoció en Madrid a Caroline Williams, una chica inglesa que llevaba algún tiempo residiendo en Sevilla. “Era una fan nuestra que nos seguía a todas partes. Estuvieron un tiempo de novios y luego se casaron”, cuenta el músico Gualberto García, amigo de Silvio desde la infancia.
De familia aristocrática y heredera de una gran fortuna, Caroline le proporcionó a Silvio una nueva posición que muchos consideraron de ensueño: residencia en Marbella y asignación mensual de 300.000 pesetas de la época. “Le duraban cuatro días”, rememora Palma de aquellos apenas dos años de disparatados dispendios, que él tuvo la oportunidad de conocer, fugazmente, en persona.
Presuntamente harta de las continuas espantadas de su consorte, Caroline lo abandonó llevándose a Gran Bretaña al hijo de ambos, Sammy.
Silvio fue en su búsqueda, pero, según parece, le fue denegada la entrada al país. No volvió a verlo jamás.
Sobre esa losa caería otra. A los pocos meses de su vuelta a Sevilla, en torno al año 73, su hermana, que entonces contaba 20 años, se suicidó. “Silvio, desde mediados de los 70, estaba amargado de una forma básica, filosóficamente amargado. Pero como él no era protestante, tenía prohibido tocar ciertos temas. No le gustaba hablar de su hijo, y si lo hacía era con mucho desagrado, porque no le gustaba tocarse las heridas”, considera Pive Amador, en buena medida
responsable de la resurrección artística del personaje.
Según él, las lagunas en estos pasajes, que la historiografía musical local quizás no ha abordado aún con el suficiente calado, no se deben sólo al proverbial silencio del protagonista, sino también “al respeto, había tanto cariño hacia él que nunca quisimos hurgar en esa herida dolorosa”.
Si la venda para esa herida se empapó en alcohol o, por el contrario, fue una continua borrachera la causante de ahondar en la brecha es algo que no le queda claro ni a los más cercanos. No obstante, éstos confirman lo que el público del famoso triángulo Sevilla-Cádiz-Huelva, su hábitat de directo natural desde los primeros 80, intuyó entre vapores etílicos. “Silvio tenía algo que lo definía perfectamente –evoca Gualberto–. Estuve con él en muchos momentos duros, en los que cualquier persona estaría hecha polvo. Y pudo tener muchos problemas y sufrir muchas tragedias, pero cuando estaba en una reunión reinaba la alegría. Nunca me contó una pena, nunca lo vi derrotado. Lo que fuera lo pasaba él en soledad. Nunca fue a llorarle a nadie y eso demuestra que era una persona íntegra, cabal. Cayó en muchas cosas y los motivos pudieron ser ésos u otros, no lo sabemos. A veces hay gente que me dice que se dio a la bebida cuando lo dejó la mujer, pero no es así, sino justo al revés: Caroline lo abandonó porque bebía”.
Aunque Gualberto considera que la adicción al alcohol “exageró su personalidad”, ésta no consiguió caricaturizarlo. “Tenía una inteligencia fuera de lo normal para leer las situaciones, por eso nunca metió la pata, por muy borracho que fuera”, añade.
De ello dan fe gran parte de los conciertos ofrecidos durante la década de los 80, los años dorados de su producción musical, una etapa que arrancó cuando Pive Amador, entonces representante del grupo Luzbel, en el que Silvio volvía a ejercer de baterista, lo convenció para que dejase las baquetas y se pusiese al frente del micrófono. De la pirueta resultó un álbum magistral, Al este del edén (RCA, 1980), la primera de las dos piezas angulares, junto a Fantasía Occidental (Senador, 1988), de su escueta discografía. “Al este del Edén es, más que un disco, un resumen de todas nuestras influencias –dice hoy Pive–. Están las versiones que hacemos de clásicos del primer rock’n’roll, nuestras credenciales. Aunque, como diría Silvio, es un disco de estudiantes, de gente a la que todavía le pesan mucho los referentes, para mí puede ser perfectamente el mejor junto a Fantasía Occidental, que es el álbum más sevillano, el tributo a la propia tierra sin perder el aire rockero, un homenaje a la música que nos llegó incluso antes que el rock’n’roll, y que son los sones de la Semana Santa”.
Al este del edén, en su reivindicación de un rock directo y crudo, conectó sin pretenderlo con el desembarco del punk en España y su reconversión en la nueva ola. Y pese a la escasa promoción que RCA hizo de él, plantó la pica en Madrid para el posterior reconocimiento de Silvio como músico de culto. Sin embargo,
éste no pudo o, como afirman sus allegados, no quiso ir más allá. “No querer venderse, no tener ambiciones más allá del día. Era de una falta de ambiciones absoluta en todos los órdenes: el familiar, el humano, el económico…”, opina Valenzuela. “Nunca valoró el dinero y no le importaba nada su salud. Lo que quería era estar a gusto con sus amigos, con vaso en una mano y un cigarro en la otra. Y si era convidado, pues todavía mejor”, comenta Raimundo Palma.
A comienzos de los 90 su deterioro físico era ya tan evidente que Pive Amador comenzó a planear la retirada. Tras la disolución de Sacramento, su banda de acompañamiento más estable, Silvio retomó una tibia actividad junto a sus Diplomáticos y hasta realizó un último y serio intento de abandonar la bebida. No lo consiguió. Quizás fue otra muda losa más sobre el ánimo de quien tan poco se distinguió de otros ilustres del rock. Al fin y al cabo, la historia de la música está
llena de vidas trágicas. Y en cualquier caso, the show must go on.
Una historia rica en un DVD pobre
La comercialización en DVD del documental de Francisco Bech A la diestra del cielo, operación que da pie a la celebración de estas jornadas de homenaje, no está exenta de polémica. A su precio “excesivo” –por encima de los 30 euros– fijado por el sello editor, Discos Senador, para el que Silvio registró más de la mitad de su discografía, se une un hecho sorprendente: no sólo no incluye ningún contenido extra, pese al ingente material recopilado por su realizador tras casi cuatro años de trabajo, gran parte de él inédito, sino que ni tan siquiera ofrece un
índice de escenas. La única novedad respecto a la versión estrenada en el Sevilla Festival de Cine Europeo en 2007, y posteriormente emitida por Canal Sur TV en varias ocasiones, es su minutaje, que pasa de los 55 minutos iniciales a un montaje de hora y media. “El DVD lo ha hecho directamente Senador, que como cedió los derechos de algunas de las canciones que aparecen en el documental se
quedó a cambio con su edición”, afirma Bech. Para el documentalista, la discográfica sevillana “lo ha hecho muy mal, y no sólo porque no lleve ni un solo extra, pese a la cantidad de material que fui encontrando durante esos años, ¡es que no lleva ni una sola foto! Y encima lo venden a más de 30 euros. Es excesivo”, comenta. En efecto, y como ya han podido comprobar quienes lo han adquirido, el DVD no contiene ningún tipo de libreto. Todo ello en una época en la que parece obvio que cuidar el envoltorio es la única manera de incitar al coleccionista a pasar por caja en lugar de descargar el documental de internet. “Para hacerse una idea –dice Bech–, basta decir que el reciente DVD Loquillo, leyenda urbana lleva un segundo disco con extras y su precio es de 12 euros. Es el cutrerío con el que suelen hacerse algunas cosas aquí…”.
Según Pive Amador, que junto al otro productor del filme litigó contra Bech cuando éste pretendió realizar un nuevo montaje más acorde con su idea inicial, la comercialización por parte de la discográfica sevillana responde a la necesidad de recuperar la inversión, aunque reconoce que “los de Senador han ido a lo fácil. Además, es muy cara para lo que ofrece, porque es una edición muy pobre”.
La ciudad, el ‘swing’ y la pervivencia del mito
Silvio nuestro, el ciclo de mesas redondas con que la FNAC rendirá homenaje al músico sevillano, pretende ofrecer tres perspectivas diferentes sobre el personaje, su obra y la estrecha relación con la ciudad. Desgraciadamente, a la hora de redactar este reportaje muy pocos de los participantes invitados han confirmado su presencia. La primera de las charlas, el próximo martes 14, girará en torno a Silvio y Sevilla y a ella han sido convocados representantes del ámbito político e
incluso religioso, así como varios periodistas. La segunda, el miércoles 15, quiere reunir a músicos de diversas tendencias, tanto locales como foráneos, bajo el título El swing nuestro. Por último, el jueves 16, serán periodistas de diferentes medios de comunicación quienes debatan sobre la pervivencia del mito en ¡Silvio vive! Lo han visto en Japón. Todas las mesas redondas comenzarán a las 19:00.
Apuntes
Como suele ocurrir por razones de espacio, muchas de las declaraciones que Raimundo Palma, Gualberto García, Pive Amador y Alfredo Valenzuela hicieron en las entrevistas previas a la elaboración de este reportaje se quedaron fuera del mismo. Rescato ahora algunas de ellas, que me parecen especialmente significativas a la hora de contextualizar las diferentes etapas de Silvio y al propio personaje.
Los primeros tiempos
Gualberto.- “Los Murciélagos, con 16 ó 17 años, montábamos canciones de Syd Barret y de los primeros Pink Floyd, de The Yardbirds, de The Rolling Stones. Era algo muy potente, pero éramos unos bichos raros aquí. Todavía más que en la época de Smash, con nuestro pelito beatle”. (Los Murciélagos no dejaron ningún material grabado).
Gualberto.- “Es que hoy resulta difícil entender cómo eran aquellos tiempos. Imagínate que cuando me examiné para el carné del sindicato en el tribunal estaban Juanito Valderrama y Manolo Escobar. Y yo allí, con mi melenita beatle cantando Another Girl”.
Smash y la era hippy
Gualberto.- “Con Smash no cantó nunca, porque además se olvidaba de las letras. Con nosotros no duró mucho, porque allí en Madrid conoció a Caroline”.
Gualberto.- “Sí, él hippy no fue nunca. Se sentía más cerca de los mods y los rockers. Le gustaban The Beatles, claro, pero los de antes de la época de las flores. Él seguía con el traje y la corbata. Era un rocker y siempre siguió con Presley. Yo empecé con él a escuchar a Presley, escuchábamos mil veces los discos y creo que fuimos junto como quince veces al cine a ver King Creole. Luego yo fui evolucionado, con Jimi Hendrix y todo eso, pero él siguió siempre con Presley. En Smash, no había día que tocáramos que no se viniera para mí en el escenario y me dijera: Gualberto, vamos a tocar algo de Presley, ¿no?”.
Pive.- “Se mantuvo todo lo al margen que pudo, aunque tocara la percusión con Smash y se convirtiera en su animador. Parte de la era hippy la pasa rico en Marbella, pasando de la música y pasando de los hippies, que nunca le habían hecho mucha gracia”.
Raimundo.- “Fui a verlo a Marbella cuando estaba casado con la inglesa, con el crío recién nacido. Nos invitó a almorzar. Estaba en plan Onassis: el suegro le mandaba 300.000 pesetas todo los meses, que en aquella época imagínate. Le duraban cuatro días”.
Los 80 y la nueva ola
Pive.- “Los punkies lo identifican rápidamente como uno de los suyos. Él sintoniza perfectamente con eso porque pertenece al rock’n’roll básico, y el rock’n’roll básico está en la base del punk. Como decía yo por aquellos tiempos, los punks son rockers cabreados. Y sintoniza sin pretenderlo, sólo da la casualidad de que cuando Silvio se convierte en cantante el punk está aflorando en España”.
El personaje y su dimensión trágica
Pive.- “Mi intento de parar es en realidad cuando montamos aquello de la Medalla al Mérito Rockero. Lo que pretendía era poner un punto final digno cuando todavía estábamos enteros. Siempre le decía a Silvio que podíamos dar asco y coraje o producir admiración, pero que lo que no podíamos dar era pena. A comienzos de los 90 Silvio ya tenía días en los que lo que daba era pena. Pero curiosamente lo que sucedió con aquel homenaje es que supuso un relanzamiento de Silvio. No muy largo, pero sí al menos de unos años más. Ya en esos años me planteaba que no tenía mucho sentido seguir y empecé a desanimarme un poco. Fue algo progresivo, de hecho he tardado mucho tiempo en recordar cuándo fue el último concierto de Silvio y Sacramento, porque al final nunca nos retiramos oficialmente. Creo que fue debajo del puente de Triana, frente al monumento de Chillida, sería en el 94 ó 95”.
Raimundo.- “Y además, está lo del suicidio de su hermana, que aún lo marcó más. Quizás todo eso lo indujo a la bebida, aunque en aquella primera época no bebiera más que cualquiera de nosotros. También era un gran fumador. Fumaba muchísimo. Incluso tocando la batería tenía el cigarro en los labios. Igual que luego cantando: el vaso en una mano y el cigarro en la otra”.
Alfredo.- “La tiene [la dimensión trágica], pero yo la eludí. La mía fue una biografía epidérmica y superficial, que se limitó al plano anecdótico, a consagrar al personaje como tipo genial, maldito, bohemio y fin de raza. Esa fue mi pretensión, tratar de contar una historia divertida de un tipo que también era divertido, pero que tenía su lado trágico”.
Pive.- “Silvio vivía en un presente absoluto, en el que pasado y futuro no existían. Por eso vivía con tanta intensidad”.
Alfredo.- “Lo raro y lo prodigioso fue que no terminara antes consigo mismo”. Raimundo.- “Como ya dijo alguien, Silvio murió de sí mismo. Fue fiel a su manera de ser”.
Vengo buscando pelea
Alfredo.- “Unos meses antes de que me pusiera manos a la obra Pive estaba preocupado con dos cosas. Primero con que Silvio se muriera, porque había tenido un ataque de ceguera, que es lo que le da a los alcohólicos severos, y perdió la vista durante varios días. Sus amigos pensaban que era el aviso de una muerte inminente, pero no fue así, todavía duró diez años más. Lo segundo era que, muerto Silvio, la publicación del libro pudiera entenderse como un acto de oportunismo. A mí también me parecía feo, así que lo hice rápidamente”.
Actualización
Finalmente, el programa de mesas redondas resulta un poco descafeinado respecto a las ambiciosas expectativas iniciales, aunque desde luego, no exento de interés. Queda como sigue:
Martes 14. Silvio y Sevilla
Raimundo Palma, Andrés Herrera El Pájaro, Álvaro Begines y Pive Amador.
Miércoles 15. El swing nuestro
Luz Casal, Pepe Begines, Andrés Herrera El Pájaro, Manuel Luzbel y Pedro Peña. Moderadores: Álvaro Begines y Pive Amador.
Jueves 16. ¡Silvio vive! Lo han visto en Japón
Francisco Correal, Javier Márquez, Luis Clemente, Quico Pérez Ventana y Alfredo Valenzuela.
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